Realeza británica no volverá a otorgar cierto título nobiliario por su mala reputación

La monarquía británica posee muchos títulos nobiliarios. Entre ellos, el de duque que es el más alto. Obtenerlo no es sencillo. Solamente los hijos y nietos del Rey tienen ese privilegio. O las personas a las que el monarca decida nombrar. En el Reino Unido existen 27 ducados. Cada uno lleva el nombre de un lugar. Por ejemplo, Cambridge o Sussex. Pero hay uno en particular que quizás no se vuelva a usar.

Adquisición por casamiento

Por lo general, el título de duque se le concede a un príncipe cuando se casa. Y su esposa se convierte automáticamente en duquesa. Anteriormente, si te conferían el nombre de Sussex, significaba que recibían ese condado. Ahora, es solo una cuestión de elegancia.

Jerarquía de pares

Por debajo de esa jerarquía está el marqués, conde, vizconde y barón. Todos esos nobles están vinculados a un lugar. En Gran Bretaña, la distinción de duque existe desde 1337, cuando el rey Eduardo III le otorgó a su hijo el ducado de Cornualles. La misma que tenía Carlos III hasta hace poco. Ahora que es monarca, tiene la potestad de entregar ese título real en cualquier momento.

Lugar del ducado

En la actualidad, solo unos cuantos ducados están en manos de príncipes. Tampoco es obligatorio que Su Majestad elija el nombre de una población en particular para convertir a alguien en duque, aunque es lo tradicional. Pero hay uno en particular que es muy probable que no se repita.

Tratamiento nobiliario

No es común encontrarse con un noble de estos. De los 27 ducados, solamente hay 24. Ni siquiera en el pasado hubo más. El tratamiento que reciben varía. En principio, deberías llamarlo “Su Gracia”. También tienen otros títulos que el hijo mayor puede heredar, mientras que los demás serán llamados “Señor” o “Señora''.

Duque de Cornualles y Rothesay

El príncipe William, el primero de Carlos III, es ahora duque de Cornualles. El Rey también ostentó el de Rothesay, que es oficial del reino de Escocia. Cuando murió su padre, el príncipe Felipe, heredó el de Edimburgo.

Conde, Barón y Señor 

En 1958, fue nombrado conde de Chester, Carrick y Merioneth. Además, en dos oportunidades se convirtió en barón. De Renfrew y de Greenwich, así como en Señor de las Islas y Príncipe, y Gran Mayordomo de Escocia.

William de Cambridge

El mayor de sus hijos, el príncipe William, obtuvo su propio ducado al casarse en 2011. Entonces, se convirtió en duque de Cambridge. Asimismo, en conde de Strathearn y barón Carrickfergus, títulos que algún día ostentará su primer descendiente.

Primer duque

El primero en ser duque de Cambridge fue un sobrino del rey Carlos II, quien fue nombrado así por su tío en 1660. No obstante, su prematura muerte le impidió llevar ese título. En 1801 se le confirió a su hermano, el príncipe Adolfo.

Harry de Sussex

El príncipe Harry, segundo hijo de Carlos III, también tiene un ducado. En 2018, antes de contraer nupcias con Meghan Markle, se convirtió en duque de Sussex, Conde de Dumbarton en Escocia, y Barón Kilkeel en Irlanda del Norte. Pero, dos años más tarde renunció a sus deberes reales.

Sin “Su Alteza Real”

A pesar de esa decisión, sigue siendo príncipe. Y mantiene el ducado, condado y baronet. Sin embargo, ni él ni su esposa tienen permitido ser tratados como Alteza Real, sino como duque y duquesa de Sussex.

Primer duque de Sussex

Durante mucho tiempo, este condado ha estado vinculado con los pares británicos. En el período anglosajón, los señores de Sussex recibieron nombramientos similares a los de un “duke”. El príncipe Augusto Federico, primogénito del rey Jorge III, fue el primer duque oficial. También obtuvo el condado de Inverness y la baronet de Arklow.

Hijo de Harry

Dado que el heredero del ducado tiene derecho a llevar el título secundario de su padre, al hijo mayor de Harry, Archie Mountbatten-Windsor, se le permitió ser conde de Dumbarton. Sin embargo, el príncipe lo rechazó por considerar que debía criarse con más libertad. Por lo tanto, debe ser tratado como “maestro”.

Tal vez sea duque

Si el rey Carlos III lo desea, puede nombrarlo conde algún día. Quizás imite a su fallecida madre, la reina Isabel II, quien le regaló de cumpleaños ese título al príncipe Eduardo. Aunque se esperaba que fuera duque de Edimburgo, al casarse se convirtió en duque de Wessex.

Pérdida del título

Al convertirse en el nuevo monarca, Carlos III pierde su título de duque. Igual ocurrió con Isabel II, quien a pesar de ser dueña de un ducado no usaba ese nombre. En Lancashire se le conocía como “Duque de Lancaster”, en lugar de duquesa, y de “Normandía” en las Islas del Canal.

Pares británicos

Además de los hijos y nietos de la reina, hay otros pares británicos que heredaron ducados: Sus primos, los príncipes Ricardo y Eduardo. Uno es duque de Gloucester y el otro de Kent. Ambos eran hijos de reyes y nietos de Jorge V.

Cuestión de género

A diferencia de los hombres, las mujeres no adquieren el título de duquesa por derecho propio. Ni siquiera al casarse. Por el contrario, Ana, única hija de la reina y el príncipe Felipe, se convirtió en Princesa Real cuando contrajo matrimonio. Y rechazó los nombramientos nobiliarios para sus hijos.

Títulos escoceses e irlandeses

Hay más duques que tienen títulos ingleses como los de Beaufort y Westminster. Y otros, de origen escoces e irlandés. Por ejemplo, el de Argyll y Leinster. Pero los de Richmond, Gordon y Lennox son un mismo tipo de ducado.

Opciones reales

Cuando el hijo menor de Carlos y Diana se casó, se especuló mucho sobre el ducado que recibiría. En Reino Unido, hay muchos sitios libres para escoger. Ejemplo, el de Connaught, Ross, y Cumberland. Este título era de un príncipe que también lo era en Alemania. Lo perdió durante la Segunda Guerra Mundial por tomar un rumbo equivocado.

Duque de Kendal

Una alternativa era nombrarlo Duque de Kendal, ya que no se había usado desde 1816. Le correspondía a un príncipe alemán que contrajo matrimonio con una princesa real británica. Pero, en su lugar, el rey se lo dio a su amante, quien lo ostentó hasta su muerte. En esa época, las mujeres no solían ser duquesas.

Mala elección

La difunta Isabel II prefirió conceder a Harry el de Sussex. Pudo haber sido Clarence, pero no tiene buena reputación. Aunque solía ser común entre los príncipes reales, un duque de ese lugar traicionó a la corona. Otro, estuvo involucrado en un escándalo de prostitución homosexual. Por ello, a la monarca no le pareció una buena elección para su nieto.

Windsor nunca más

Un título que jamás habría dado es el duque de Windsor. En el Reino Unido sólo ha habido uno. Perteneció al tío de la reina que abdicó al trono. El rey Eduardo VIII se lo entregó después de renunciar a ser monarca. Y aunque lleva el nombre del hogar familiar y el apellido de la casa real, está muy desprestigiado.

Posición controversial

Siendo el heredero de la corona, Edward fue nombrado Príncipe de Gales a los 16 años. Sin embargo, le incomodaba ser parte de la realeza. Haber combatido en la I Guerra Mundial lo afectó mucho y no quería más conflictos con Alemania. Pero esa posición no era vista con buenos ojos en el Reino Unido.

Fan de la cultura estadounidense

Dada su inconformidad con los asuntos reales, procuró mantenerse en privado. No obstante, era un amante de la música, el jazz y todo lo relacionado con la cultura estadounidense. Solía pedirle a una banda que tocara ese ritmo y se quedaba bailando hasta el hasta el amanecer con su amante.

Admiración por Alemania

En la década de 1930, Edward seguía expresando su admiración por Alemania. A tal punto, que lo acusaron de ser pronazi. La prensa dijo que tenía una percepción equivocada de Hitler. Era habitual que opinara sobre lo admirable de ese país. Pero sus simpatías le costaron caro.

Wallis Simpson: la amante

Lo peor que le sucedió fue enamorarse de Wallis Simpson. La conoció en 1931 estando casada. A ninguno de los dos le importó, por lo que iniciaron públicamente un romance. Eso disgustó a la realeza y al gobierno. Cinco años después, Eduardo ascendió al trono.

Alboroto masivo

Edward estaba tan enamorado de Wallis que deseaba convertirla en su esposa. Antes de su coronación, en mayo de 1937, ella se divorció para contraer matrimonio con él. Pero la noticia desencadenó un escándalo masivo y nunca pudo ser coronado como Rey.

Descontento general

Como rey, Eduardo debía asumir el rol de gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra. Por esa razón, el arzobispo de Canterbury no permitiría la boda con la estadounidense que se había divorciado dos veces. El gobierno tampoco quería que fuera reina. Incluso, rechazó la solución alternativa de matrimonio que impedía que ella y sus hijos obtuvieran títulos y privilegios nobiliarios.

Decisión irrevocable

El primer ministro de ese entonces, Stanley Baldwin, intentó convencer al rey para que no se casara. Le dijo que el pueblo británico no lo apoyaría porque consideraba moralmente inaceptable ese matrimonio. Pero Edward tenía todo preparado y no estaba dispuesto a abandonar a su amor.

Abdicación por amor

En consecuencia, lo que hizo fue dirigirse al pueblo británico a través de la radio. Manifestó que no era capaz de asumir la responsabilidad heredada, ni cumplir con sus deberes como rey, sin tener a su lado a la mujer que amaba.

Parte de la realeza

Si bien es cierto que finalizó el reinado de Edward, continuó perteneciendo a la realeza. En marzo de 1937 su hermano, George VI, lo nombró duque de Windsor.

De Rey a Duque

De esa manera finalizó el corto reinado de Eduardo VIII. En su lugar, asumió el trono su hermano y padre de Isabel, quien se convirtió en Jorge VI. Fue él quien creó el título de duque de Windsor y se lo entregó para que no perdiera el tratamiento de “Su Alteza Real''. Pero esto se oficializó en 1937.

Gobierno de “marioneta”

Lamentablemente, el plan no resultó como se esperaba. Además de seguir siendo un hombre público, continuaba con su entusiasmo por Alemania. Las declaraciones que ofrecía a menudo eran muy cuestionadas. En particular, la que señalaba que el Reino Unido no debería inmiscuirse en el tema de los judíos y que quizás necesitaba un dictador propio.

Cercanía con el fascismo

La cercanía del duque con el dictador alemán, preocupó al primer ministro británico, Winston Churchill. Para mantenerlo lejos del fascismo, propuso darle el cargo de gobernador de las Bahamas. Ante la falta de entusiasmo de Edward, lo amenazó con castigarlo si no acataba esa decisión.

Descontento real

Los integrantes de la realeza también estaban descontentos. Y no querían que regresara al Reino Unido. Incluso, asomaron la posibilidad de dejarlo sin un centavo si entraba sin ser invitado. De ese modo, lo mantuvieron lejos el mayor tiempo posible.

Vida en Francia

El duque y la duquesa se fueron a vivir a Francia. Antes de la guerra habían estado allí como exiliados. Él ya estaba retirado y no volvió a tener un rol adecuado relacionado con la realeza. Por el contrario, se convirtió en un aristócrata asiduo de las fiestas y visitante frecuente de Nueva York.

Última morada

Edward falleció en 1972. Puesto que pasó la mayor parte de su vida exiliado, se permitió que fuera enterrado en el Reino Unido. Sus restos fueron llevados al Royal Burial Ground in Frogmore, Windsor. Al morir su esposa, la llevaron al mismo lugar para que descansaran juntos.

Sobra sobre el ducado de Windsor

El experto en asuntos reales, Richard Fitzwilliams, afirma que lo ocurrido dejó una marca imborrable en el ducado de Windsor. En febrero de este año, dijo que es poco probable que se lo otorguen a alguien más, porque se identificaría con el tío de la fallecida reina. 

Mala reputación

Según Fitzwilliams, al principio fue famoso por ser un rey que abdicó por amor. Pero, en las últimas décadas, su reputación cambió. Se convirtió en la de un monarca simpatizante del fascismo y escasamente patriota.

Otro noble de Windsor

Aunque es poco probable que otra persona ostente el título de Edward, hay un noble que lleva el nombre de la ciudad real. Se trata del conde de Plymouth y vizconde de Windsor, Ivor Windsor-Clive. Lo heredó de su antepasado, cuya madre llevaba ese nombre.